En silencio, lejos del ruido humano y bajo estrictos protocolos técnicos, este miércoles se cumple una de las etapas más delicadas del proceso de retorno del oso andino Tamá a la vida silvestre. En una jornada cuidadosamente planificada, fue instalado el collar satelital que permitirá seguir sus movimientos una vez sea liberado en el Parque Nacional Natural Tamá, en la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela, el territorio donde nació y al que pronto volverá.
La intervención, adelantada por la Fundación Parque Jaime Duque, marca el cierre de un proceso prolongado que integró esfuerzos científicos, administrativos y financieros para garantizar que el ejemplar retorne a su entorno natural con las mayores probabilidades de adaptación y supervivencia. El dispositivo de rastreo será la principal herramienta para acompañar ese tránsito, permitiendo conocer en tiempo real su comportamiento en libertad.
Detrás de esta fase final hay varios años de trabajo articulado entre entidades ambientales como la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), centros de conservación y equipos técnicos especializados. El proyecto se sustenta en un convenio de asociación firmado en 2024, orientado a fortalecer la gobernanza ambiental, la conservación de la biodiversidad y la protección de especies amenazadas como el oso andino y el cóndor de los Andes. La iniciativa cuenta con una inversión superior a los 428 millones de pesos, donde la CAR aportó 300 millones, destinados a educación ambiental, monitoreo de fauna y herramientas tecnológicas para el seguimiento satelital.
Un proceso largo, técnico y riguroso
Desde su ingreso al Bioparque Wakatá, Tamá inició una rehabilitación integral diseñada para recuperar comportamientos propios de su especie. Veterinarios, biólogos y cuidadores especializados acompañaron cada fase del proceso, que incluyó atención clínica permanente, evaluaciones etológicas, programas de enriquecimiento ambiental y pruebas continuas de respuesta al entorno.
Durante los dos primeros años, el oso permaneció completamente aislado del contacto con visitantes. La decisión respondió a un principio técnico esencial: evitar cualquier forma de habituación al ser humano que pudiera comprometer su vida en libertad. Superada esa etapa, fue trasladado al santuario del oso de anteojos, donde pasó los últimos tres años en un entorno controlado que simuló condiciones naturales, fortaleciendo su capacidad adaptativa.
Este modelo de manejo ha sido destacado por Parques Nacionales Naturales y por organizaciones ambientales de Colombia y Venezuela, entre ellas la Fundación Wii, , la CAR Cundinamarca, CORPOGUAVIO, CORPONOR, Inparques Venezuela y CENI, que han acompañado el proceso desde distintos frentes técnicos y científicos.
Seguimiento satelital: ciencia al servicio de la conservación
El collar instalado permitirá un seguimiento permanente de Tamá una vez sea liberado. A través de esta tecnología, los equipos técnicos podrán conocer sus desplazamientos naturales, evaluar cómo se adapta al ecosistema, identificar zonas donde pueda coincidir con comunidades humanas y activar alertas tempranas ante cualquier cambio inusual en su comportamiento.
La información recolectada también será insumo para investigaciones científicas sobre el oso andino, una especie clasificada en riesgo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Además, los datos contribuirán al fortalecimiento de corredores biológicos en regiones donde la fragmentación del hábitat ha reducido las posibilidades de movilidad segura para la fauna silvestre.
El proyecto contempla, además, la instalación de cámaras trampa, asistencia técnica en campo y procesos de formación comunitaria en varios municipios, con el fin de promover la coexistencia entre las comunidades rurales y especies amenazadas. La transferencia de capacidades y la articulación interinstitucional han sido pilares de esta estrategia.
“El collar satelital permitirá hacer seguimiento al oso, conocer sus desplazamientos, evaluar su adaptación al ecosistema y generar información científica para la conservación del oso andino”, explicó Alfred Ballesteros, director general de la autoridad ambiental regional.
Más que un regreso: una señal para los bosques andinos
La liberación de Tamá no es un hecho aislado. Representa la recuperación de un individuo perteneciente a una especie considerada sombrilla, cuya presencia incide directamente en el equilibrio de los bosques andinos. Donde habita el oso andino, se conservan fuentes hídricas, se mantiene la diversidad vegetal y se fortalece la conectividad ecológica.
El regreso de Tamá a la montaña es también una señal sobre la capacidad institucional y científica del país para restaurar relaciones rotas entre la fauna silvestre y los territorios que alguna vez fueron su hogar. Con seguimiento permanente y respaldo técnico, su recorrido será observado no como espectáculo, sino como una oportunidad de aprendizaje para la conservación de los grandes mamíferos de los Andes.

La liberación hace parte de una estrategia regional de
conservación y gobernanza ambiental.













