La Morenita de la Sal: la fe que sigue caminando en Zipaquirá

Su imagen ennegrecida, nacida entre socavones, regresó a las calles acompañada por cientos de fieles que transforman la devoción minera en una oración colectiva de esperanza.

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La Virgen de Guasá, la Morenita, sale en andas de Catedral de Sal. Foto/(Catedral de Sal SEM.
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n Zipaquirá hay una historia que no se puede contar sin dos ingredientes que definen su espíritu: la sal y la fe. En las profundidades de la montaña, donde los mineros levantaron la imponente Catedral de Sal, nació una devoción que ha sobrevivido al paso del tiempo: la Virgen de Guasá, conocida con especial cariño como La Morenita o La Tiznadita.

Su imagen, ennegrecida por el polvo salino y el roce del trabajo minero, acompañó durante décadas a los obreros que, antes de internarse en los socavones, se detenían unos segundos para pedir su amparo. Era su guía silenciosa, su consuelo, su madre entre la piedra y la penumbra.

Hoy, esa misma imagen recorre durante tres días gran parte de la ciudad, no ya entre túneles de sal, sino por calles donde los fieles católicos salen a su encuentro con oraciones y cantos. Cada octubre, su peregrinación se convierte en una fiesta espiritual y cultural que une generaciones y renueva la llama de la fe.

El camino de la Morenita: tres días de fe compartida

La celebración Virgen de Guasá 2025 comenzó el jueves 23 de octubre, cuando a las 9:30 de la mañana la imagen fue llevada en andas desde el interior de la Catedral de Sal hasta la Plaza del Minero. Allí, entre aplausos y lágrimas, los devotos de esta advocación mariana la acompañaron en su tradicional recorrido por las vías zipaquireñas.

A las 4:00 de la tarde, la procesión avanzó hasta la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en el barrio San Juanito, donde fue recibida con una eucaristía de acción de gracias.

El viernes 24 de octubre, a las 5:00 p. m., la Morenita emprende camino hacia la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, en el barrio San Rafael, donde los fieles la acompañarán con cantos y oraciones.

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Turistas y ciudadanos de Zipaquirá, acompañan el paso de la Virgen de Guasá. Foto/Catedral de Sal SEM.

El sábado 25 de octubre, a las 3:30 p. m., se realizará el retorno en procesión al interior de la Catedral de Sal, donde la Virgen será recibida con una solemne eucaristía en la Nave Central. La entrada será libre para quienes ingresen en procesión, un gesto que refleja el espíritu de acogida de este destino religioso subterráneo, único en el mundo.

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Cada paso del recorrido revive las antiguas caminatas mineras, cuando la fe era la lámpara que iluminaba la oscuridad.

Más que religión, un legado cultural y turístico

Para Yenny Páez Sabogal, gerente de la S.E.M. Catedral de Sal, esta celebración trasciende la devoción individual:

“Más allá de su dimensión religiosa, esta festividad representa una experiencia cultural y turística que conecta al visitante con la historia minera de Zipaquirá y con la espiritualidad que se respira en uno de los destinos más representativos del turismo religioso en Colombia y el mundo.”

Y es cierto: el fervor por la Virgen de Guasá no pertenece solo a los creyentes. Es un acto colectivo de memoria y gratitud, una forma de honrar a los mineros que dieron forma a la Catedral, a las familias y al pueblo que, entre la sal y la fe, encontraron su identidad.

La Virgen que custodia el alma zipaquireña

Cada oración pronunciada y cada canto que se eleva entre las montañas son hilos que tejen pasado y presente. La Virgen de Guasá ya no solo acompaña a quienes descendían a los socavones: protege el alma entera de Zipaquirá, la ciudad que aprendió a encontrar luz en la oscuridad y esperanza en la profundidad.

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La Virgen de Guasá, saliendo del Parque de la Sal.

En las manos de los niños que la saludan desde los andenes y en los ojos de los mineros mayores que la recuerdan entre el polvo del trabajo, vive la certeza de que la fe sigue siendo el tesoro más puro que brota de esta tierra de sal.

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Mineros de la Sal llevan en hombros a la Viren de Guasá. Foto/Catedral de Sal.

No es solo religión: es identidad, historia y gratitud

asegura Yenny Páez Sabogal, gerente de la S.E.M. Catedral de Sal.