«Valeria, princesa de mil colores”: el conmovedor mensaje de su padre que estremeció a Cajicá

Cajicá se volcó en solidaridad para despedir a la niña Valeria Afanador, cuyo caso ha marcado profundamente a Cundinamarca y al país. Su padre, en medio del dolor, pronunció unas palabras que estremecieron a la multitud.

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La tarde de este domingo 31 de agosto, la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Cajicá se desbordó de feligreses y ciudadanos que llegaron a despedir a Valeria Afanador Cárdenas, la niña de 10 años hallada sin vida el pasado viernes 29 en el río Frío, a escasos metros del colegio del que desapareció el 12 de agosto.

Antes de la Eucaristía, a las 8:30 de la mañana, una caravana de vehículos partió desde CentroChía hasta la Casa Edad de Oro de Cajicá, en un recorrido cargado de silencio, flores y pañuelos blancos. La comunidad entera se volcó en un acto de solidaridad y acompañamiento hacia la familia Afanador Cárdenas, en medio de uno de los momentos más dolorosos que ha vivido el municipio en los últimos años.

El mensaje del padre de Valeria: amor en medio del dolor

Durante la ceremonia, el padre de Valeria tomó la palabra y, con voz entrecortada, compartió un mensaje que tocó lo más profundo de los corazones presentes:

“Quiero iniciar con un agradecimiento que nace de lo más profundo de nuestro corazón, de toda nuestra familia. En este momento estamos con un dolor inmenso, pero también con gratitud hacia todos ustedes.

Valeria escogió esta familia. La esperaba, la soñaba, la deseaba. Nos escogió porque había tanto amor que hasta Dios le dio un cromosoma extra de ternura, un regalo que transmitió a todas las personas que la conocieron.

Era una cajita llena de abrazos, de sonrisas y de travesuras. Escogió también a tres hermanitos, y así llegaron Gabriel, Santiago y Emmanuel, quienes junto con sus abuelitos y su mamá formaron una familia colmada de amor.

Durante diez años Dios nos la confió y aprendimos que el amor no tiene fronteras ni se mide por cromosomas; que la vida se llena de abrazos y sonrisas; que los niños no tienen maldad, que los niños son puro amor.

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Con el alma partida hoy la devolvemos a Dios, con la fe de que algún día nos volveremos a encontrar. Nos regaló felicidad, risas, lágrimas y enojos, pero sobre todo amor.

Pedimos fortaleza para seguir adelante por sus hermanos, por Luisa, por nuestros padres, suegros, hermanas, sobrinos y todos los que nos acompañan. Que nuestra familia encuentre consuelo en las plegarias y en la certeza de que Valeria, como un ángel, cubre este municipio y a tanta gente buena.

También pedimos justicia: justicia divina y justicia de los hombres, porque fue la maldad la que nos la arrebató.

Valeria, princesa, pintaste de mil colores nuestra vida. Hoy te decimos adiós para que ilumines nuestro camino eternamente, como el arcoíris más hermoso.”

Un clamor colectivo por justicia y por la niñez
Las palabras del padre de Valeria se convirtieron en un símbolo de fortaleza, fe y amor. Pero también en un clamor colectivo por justicia: la justicia divina y la justicia terrenal, ante el hecho atroz que apagó la vida de una niña que representaba la inocencia y la alegría.

En Cajicá, el rostro de Valeria queda grabado en la memoria como un símbolo de ternura y esperanza. Su recuerdo se levanta ahora como una bandera que une a familias, instituciones y comunidades enteras en la defensa de los niños y niñas, para que nunca más se repita una tragedia como esta.

Valeria, un ángel que ilumina a Cajicá

La despedida de Valeria Afanador dejó claro que su paso por este mundo no fue en vano. Durante diez años llenó de colores, sonrisas y abrazos la vida de quienes la rodearon. Hoy, su recuerdo ilumina a Cajicá como un arcoíris eterno que inspira amor, unidad y resiliencia.

El municipio mantiene sus banderas a media asta, pero su gente, con lágrimas y oraciones, se aferra a la esperanza de que Valeria descansa en paz en los brazos amorosos del Padre Celestial, y de que su luz nunca dejará de brillar.

“Valeria escogió esta familia porque había tanto amor que Dios le dio un cromosoma extra de ternura”.