Sin Jaime Garzón, 20 años de una muerte que apaga la risa

13 de agosto de 20191300 views0

“Todavía le hacemos la venia a los que manejan el poder, sin asumir que el Estado es nuestro”.

BOGOTÁ, CUNDINAMARCA.

Jaime Hernando Garzón Forero nació en la ciudad de Bogotá el 24 de octubre de 1960 y falleció en la misma ciudad el 13 de agosto de 1999, tuvo varias facetas profesionales durante su corta vida: fue abogado, humorista, activista, actor, locutor, periodista y mediador de paz; eterno enemigo de las injusticias y del narcotráfico.

Garzón, gracias a su llegada a los medios de comunicación se convirtió en un personaje referente, fuerte sobre la crítica política del país, sacudiendo y diciendo la verdad a personajes de la farándula y la política, ganándose el cariño como asimismo el respeto del pueblo colombiano y el oído de carteles y altos mandatarios políticos.

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Ingresó al cuarto poder, con el programa de Zoociedad Tv conducido por Cinevisíon para el Canal Dos, luego paso al Canal Uno entonces llamado Inravisión, este formato trataba de una parodia social y política del país especialmente la seguridad y la narcoviolencia en donde uno de los temas principales era el cartel de Medellín.

Luego saltó al noticiero de R.T.I ¡Quac!, en el realizaba sátiras y burlas a la crisis política del entonces presidente Ernesto Samper Pizano. El proceso 8000. Además, las denuncias sobre la expansión paramilitar en el país.

Esto lo llevó al programa Lechuza, CM& y Radionet, aquí realizó entrevistas como lustrabotas a diferentes personajes de la política y el entretenimiento, siempre utilizando su humor y su estilo único, este personaje lo interpreto hasta el día de su muerte.

El hombre de las mil caras el 13 de agosto de 1999, en la esquina cerca a Radionet su lugar de trabajo, fue sorprendido por unos sicarios que dispararon a su vehículo con AK – 47, las cuales no solo acabaron con su vida, también con Heriberto de la calle, su más preciada y sin duda una de las mejores actuaciones. “Diocelina Tibaná”, esa figura femenina que pensaba más allá de solo cocinar. El icónico compañero John Lennin, que reflejaba la ilusión profunda de la izquierda política de un universitario, estos son tan solo algunos de los muchos personajes, que como cuestión de magia Jaime movía entre sus dedos, dando momentos de comedia sarcástica que envolvían realidades sociales y política trascendentales de la Colombia que todo se lo deja al “Sagrado Corazón”.

Si reír es un delito, Jaime Garzón cometió uno de los más graves de estos, poner a reflexionar a un pueblo y hablar de las problemáticas que enfrentaba el país, problemas que enfrenta actualmente el país.

En la autobiografía del exjefe paramilitar Carlos Castaño, confesó que fue el quien dio la orden de su asesinato, el cual quiso anular, pero ya era demasiado tarde. Por este hecho fue condenado a 38 años de prisión, los cuales nunca llegó a apagar, ya que desapareció después de un supuesto fratricidio.

Imaginar la irreverencia de Garzón, en el actual panorama político del país, nos podría hacer creer que tendríamos menos decepción colectiva y más esperanza. El siempre pretendió que la juventud hiciera frente a las problemáticas sociales. Cómo no rememorar hoy su frase más elocuente y certera “si ustedes los jóvenes, no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir hacerlo”, tal vez eso es lo que estamos esperando.

¿Cómo hubiera contado Jaime el escándalo de Odebrecht, qué personaje habría representado para aludir a Nicolas Maduro o a Donald Trump? ¿Se habría tomado el tiempo para acompañar las marchas estudiantiles o las de la Minga? Con seguridad se puede decir que sí. Ese hombre de sarcasmo infinito, de ideas natas, de sueños perdurables, de luchas insensatas, nos habría sorprendido con un humor realista que mientras nos hacía reír, también nos hacía pensar cuánto más podríamos aguantar.