El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha reabierto el debate sobre la legalización de la marihuana en el país. A través de un mensaje en la red social X, el mandatario solicitó al Congreso de la República a dar luz verde a esta medida con el argumento de que su prohibición solo genera violencia. La discusión no es nueva, pero su insistencia en el tema aviva un dilema que ha marcado la política de drogas en Colombia durante décadas.
La caída de Namoussir Mounir, enlace entre carteles colombianos y mexicanos con carteles de los balcanes, quien residía en Cartagena, muestra el grado de multinacionalización de las mafias de la cocaína.
Hoy existen carteles mucho más poderosos que en le época de Pablo Escobar.… pic.twitter.com/VwZUxdsZBR
— Gustavo Petro (@petrogustavo) March 2, 2025
Desde 2016, el uso del cannabis con fines medicinales es legal en el país, pero su comercialización recreativa sigue penalizada. Petro defiende que esta restricción alimenta el conflicto y fortalece economías ilegales que operan bajo la sombra de la clandestinidad.
“Le solicito al Congreso de Colombia legalizar la marihuana y sacar este cultivo de la violencia. La prohibición de la marihuana en Colombia solo trae violencia”, afirmó en su publicación. Su postura se alinea con un enfoque más amplio que ha venido promoviendo desde su llegada a la Casa de Nariño: cambiar el paradigma de la lucha contra las drogas y replantear el papel del Estado frente a estos cultivos.
Pero Petro no se detiene en la marihuana. También ha instado a los gobiernos del mundo a eliminar la prohibición del uso de la hoja de coca para fines distintos a la producción de cocaína. Según su visión, existen alternativas industriales y medicinales que podrían dar un nuevo significado a esta planta, tradicionalmente vinculada al narcotráfico.
La iniciativa presidencial choca con cifras contundentes. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), la producción de cocaína en Colombia aumentó un 53% en 2023, alcanzando las 2.600 toneladas anuales. En respuesta, el país intensificó los operativos y logró incautar más de 861 toneladas de la sustancia en 2024.
El camino hacia la regulación del cannabis y el posible cambio en el uso de la hoja de coca está lejos de ser sencillo. El Congreso será el escenario donde se medirá el pulso de esta propuesta, que promete generar un intenso debate entre quienes la ven como una solución viable y quienes consideran que puede traer consecuencias impredecibles para el país.
Según su visión, existen alternativas industriales y medicinales que podrían dar un nuevo significado a esta planta, tradicionalmente vinculada al narcotráfico.