Un grave caso de contaminación fue detectado en la vereda Chingacío de Chocontá, donde una curtiembre vertía directamente al río Bogotá aguas residuales con cromo, ácido fórmico y otros químicos altamente peligrosos, sin ningún tipo de tratamiento.
Una planta de tratamiento fuera de servicio
El hallazgo se produjo durante un operativo conjunto de la Unidad Integrada de Gobernabilidad Ambiental (UIGA) de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y la Fuerza Pública, que permitió comprobar cómo los desechos de esta actividad industrial eran arrojados al afluente que abastece a la mitad de la capital y a 11 municipios de la Sabana.
Las investigaciones confirmaron que, aunque el establecimiento cuenta con una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), esta no estaba en funcionamiento al momento de la inspección. En su lugar, las aguas contaminadas eran conducidas a través de tuberías hasta el río, en un recorrido aproximado de 362 metros.
Químicos y pieles en proceso
Además, se constató que la empresa tenía un permiso de vertimiento otorgado en 2017, pero la descarga encontrada estaba ubicada a casi 300 metros del punto autorizado, lo que constituye una irregularidad grave.
En el sitio se hallaron cinco bombos, diez pieles en crudo, 235 en wet blue, 200 en proceso de secado y 35 terminadas, junto con maquinaria para el curtido. También se evidenció un manejo inadecuado de residuos peligrosos (RESPEL), como envases de ácido fórmico, peróxido de hidrógeno, blanqueadores de cuero y sulfatos, todos almacenados sin control y con riesgo de filtración.
“El río no puede morir donde nace”
El director general, Alfred Ignacio Ballesteros Alarcón, envió un mensaje decidido:
“Es inaceptable que en el mismo lugar en el que nace, comience a morir el río Bogotá. No cederemos en la protección de esta corriente hídrica”, y agregó: “Los químicos de estas curtiembres no solo están matando la vida en el río, también ponen en riesgo a los seres humanos, pues aguas abajo el Acueducto de Bogotá capta el líquido que consume la mitad de la ciudad y 11 municipios de la Sabana”.
Impactos ambientales graves
- Suelo: los vertimientos alteran su estructura, reducen nutrientes y exponen la biodiversidad y la salud a concentraciones de cromo, sales y metales pesados.
- Agua: se reduce el oxígeno disuelto por la carga orgánica y se suman sustancias tóxicas que amenazan especies acuáticas y a las comunidades humanas.
El operativo culminó con la imposición de una medida preventiva en flagrancia y el levantamiento del acta respectiva. Ahora se adelantan análisis de laboratorio para establecer la magnitud de los daños y definir nuevas acciones legales y ambientales.
Curtiembre arrojaba aguas residuales con químicos
altamente peligrosos al río Bogotá.