Apenas el 30% de las curtiembres que operan en Villapinzón y Chocontá están en la legalidad
Entre los municipios de Villapinzón y Chocontá, operan 110 empresas curtidoras, de las cuales menos del 70% están certificadas y establecidas bajo la legalidad.
Fotografía/Cortesía.
VILLAPINZÓN, CUNDINAMARCA.
La operación de estas industrias sin los debidos permisos contribuye a la contaminación del río Bogotá, ya que los vertimientos producto de los procesamientos, llegan directamente a sus aguas. La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) realiza un trabajo continuo con los productores de estas poblaciones, para que entren a la legalidad y puedan ejercer su actividad con conciencia, sin afectar el proceso de recuperación del afluente.
Hoy son 30 curtidores los que la Corporación ha logrado orientar para que se establezcan formalmente, acompañando técnicamente la trasformación del modelo de producción en el sector de los cueros. Fruto de ello, recientemente se realizó en Bogotá la primera rueda de negocios, en la que curtidores ya legalizados pudieron mostrar sus productos, encontrando nuevas oportunidades de negocio no solo en el mercado nacional sino internacional.
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Para el director general de la CAR, Néstor Franco, “es importante visibilizar el gremio y las empresas, pero además poder decir que están realizando una actividad lícita con conciencia y pleno acatamiento a la ley. Son cada vez más los curtidores que se suman al cuidado y preservación de los recursos naturales.”
José Miguel Piedrahita de la Asociación Nacional del Sector del Calzado, del Cuero y Afines (ASECALZ&afines), destacó las ventajas de producir de manera sostenible: “La idea es visibilizar la importancia de cumplir la formalización, que estamos cumpliendo con todos los parámetros que exigen las Autoridades Ambientales, para ser más competitivos. Que el mundo vuelva a creernos, que oler a cuero es sabroso y que estamos cumpliendo con los lineamientos”.
El proceso de legalización
Las curtiembres hacen parte de una de las actividades económicas más importantes para la zona de Almeidas y Guatavita, es un oficio que han desarrollado más de 4 generaciones y de manera empírica. Durante años la legalidad ambiental estuvo en cabeza de dos curtiembres que son las más grandes y las que más poder adquisitivo tienen, mientras que las demás por ser pequeñas y medianas no tenían la opción de tener sus permisos, entre otras cosas, porque no tenían acompañamiento para realizar este proceso.
A raíz de la sentencia del Río Bogotá, muchos curtidores empezaron a recibir acompañamiento por parte la CAR, que les informó cómo debían hacer su proceso para llegar a la legalidad y por primera vez, en el año 2015, se otorgaron los primeros 22 permisos de legalidad ambiental. Pero no fue solo este permiso, sino que la Corporación, a través de su equipo de Producción más Limpia, comenzó a hacer un trabajo de capacitación a estos curtidores. Se les empezó a enseñar desde la práctica en las dos empresas que ya estaban legalizadas previamente, mostrándoles cómo podían operar sus plantas y cómo con su infraestructura podían optimizar y cumplir la norma.
A hoy, no solamente se ha logrado que incorporen producción más limpia en su negocio, sino que entendieron que esa es la estrategia necesaria y permanente que deben tener para lograr mantener sus permisos y cumplir con la normativa.
Al ver que estos primeros 22 curtidores estaban teniendo el acompañamiento real y efectivo de la CAR, otros más empezaron a motivarse; y gracias a ello se ha logrado llegar a 30 curtiembres ya legalizadas, mientras que 25 más están en trámite permisivo. Además, actualmente están terminando un diplomado desarrollado a través de un convenio interadministrativo de las Alcaldías de Villapinzómn, de Chocontá y la CAR con la Universidad Libre, en temas de cuirtido ecológico, con el objetivo de tecnificar y cualificar aún más su desarrollo empresarial y buscando que se reconozcan como empresarios, que no solo cumplan la norma, sino que empiecen a ofrecer sus productos con calidad.
Fotografía/Cortesía.
Las curtiembres hacen parte de una de las actividades económicas más importantes para la zona de Almeidas y Guatavita, es un oficio que han desarrollado más de 4 generaciones y de manera empírica.
