La propuesta del alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán Pachón, de imponer desde 2026 una restricción de pico y placa a los vehículos no matriculados en la capital durante dos sábados al mes, no pasó inadvertida en la región.
Apenas la idea tomó vuelo en redes y medios, el alcalde de Chía, Leonardo Donoso Ruiz, salió a enfrentarla con un mensaje claro: las decisiones que involucran a toda la región deben construirse en conjunto y no desde una sola orilla.
El escenario que encendió el debate en Cundinamarca
La chispa se encendió cuando Donoso planteó un escenario que inquietó a miles de conductores: ¿qué ocurriría si los municipios de Cundinamarca respondieran con medidas similares contra los vehículos de Bogotá? Su comentario no solo puso el tema en el centro del debate, sino que abrió una conversación más amplia sobre la necesidad de concertar políticas que involucren a millones de habitantes que cada día se mueven entre la capital y los municipios vecinos.
“No quiero imaginarme si todos los alcaldes de Cundinamarca decidiéramos no permitir la circulación de vehículos matriculados en Bogotá… Alcalde Galán, debemos unir y no dividir”, afirmó Donoso Ruiz, subrayando que cualquier decisión que afecte la movilidad metropolitana debe partir del diálogo y no de la unilateralidad.
Coherencia entre el discurso y las decisiones
El alcalde de Chía insistió en que su postura no busca confrontaciones políticas, sino recordar que la coherencia entre discursos y acciones es fundamental en un territorio donde cada municipio depende del otro.
“Si hablamos de construir región entre Cundinamarca y Bogotá, las decisiones deben reflejar ese compromiso”, señaló, dejando sobre la mesa un mensaje directo: las soluciones deben ser compartidas.
El mandatario de los chienses también recalcó que Bogotá y los municipios de su entorno enfrentan desafíos conjuntos que no pueden abordarse de manera aislada: abastecimiento de agua, transporte, seguridad, movilidad sostenible y cuidado del medio ambiente. Según él, proponer una restricción sin escuchar a quienes ya sostienen una relación diaria con la capital podría fracturar procesos que llevan años de trabajo coordinado.
La invitación a retomar la mesa regional
Su llamado final fue a retomar la conversación en un espacio de integración regional donde se revisen impactos, alternativas y responsabilidades de todos los actores.
“La ciudadanía no debe cargar con decisiones políticas que pueden afectar su vida cotidiana”, concluyó, enviando un mensaje que rápidamente se volvió tendencia entre los usuarios de redes que se movilizan a diario entre Bogotá y Cundinamarca.
El debate apenas comienza, pero lo que sí quedó claro es que la movilidad entre la capital y los municipios vecinos seguirá siendo un punto neurálgico que exige acuerdos, rutas compartidas y decisiones que pongan en el centro a quienes viven, trabajan o estudian en esta zona interconectada del país.
El llamado a instalar una mesa conjunta vuelve a tomar fuerza ante el malestar ciudadano.











