Sutatausa vivió los días 20 y 21 de septiembre una de sus celebraciones culturales más esperadas: el VIII Festival Tejilarte, que este año se vivió bajo el lema “Lenguaje Nativo”. Durante estos dos días, el municipio fue escenario de un encuentro que reunió a artesanos, músicos, cocineros y cocineras tradicionales, sabedores ancestrales y visitantes de diferentes regiones, en una experiencia que combinó arte, memoria y naturaleza.
Tejilarte: un puente entre generaciones y saberes
El festival se consolidó como un espacio de aprendizaje y transmisión de conocimientos, donde niños, jóvenes y adultos participaron en actividades que exaltaron oficios como la tintorería natural, el tejido en lana de oveja, la cestería, la cerámica, el crochet y el macramé.

Las calles y plazas se llenaron de color con ferias artesanales, desfiles como “Hoy me pongo la ruana”, conversatorios académicos y muestras gastronómicas, que ofrecieron sabores auténticos de la región. Sutatausa se transformó en un escenario vivo donde la memoria ancestral dialogó con la creatividad contemporánea.
Primer día: tradición y creatividad en movimiento
La jornada inaugural estuvo marcada por la emoción y la participación comunitaria. El concurso de hilanderas y esquiladores cautivó a los asistentes con la destreza de quienes dominan el arte de transformar la lana desde su origen.

Talleres de tintorería, cerámica, crochet, fieltro y el emotivo Telar del Cuento permitieron a las familias compartir y crear de manera colectiva. El desfile “Flor Silvestre: un jardín en la montaña” se robó las miradas con prendas inspiradas en la flora local, mientras grupos de danza folclórica y música carranguera encendían el ambiente festivo.

Un momento significativo fue el anuncio del Instituto de Cultura y Turismo de Cundinamarca (IDECUT), que entregó dotaciones a la Escuela de Formación en Tejido. Con este aporte, Sutatausa contará con un taller de creación y una tienda artesanal que impulsarán la economía de los creadores locales.
Segundo día: memoria, homenaje y celebración colectiva
El domingo, el festival alcanzó su punto más emotivo con el Festival de la Memoria, un homenaje a tres mujeres sabedoras cuyo legado fue reconocido con flores nativas y palabras de gratitud. Sus historias recordaron el papel fundamental de las mujeres en la preservación de las tradiciones y el cuidado de la naturaleza.

Los artesanos exhibieron piezas en barro, cestería, pigmentos naturales y tejidos en fieltro, mientras la música acompañaba cada rincón del municipio. Presentaciones de niños en iniciación musical Orff, artistas invitados de municipios vecinos y agrupaciones de carranga reforzaron el espíritu festivo.
El gran cierre llegó con Los Hijos de la Vieja Elvira, quienes convirtieron la plaza principal en una pista de baile y dejaron en alto el nombre de Sutatausa como epicentro cultural de la región.
Sutatausa, destino de cultura y naturaleza
Más allá de la celebración, el festival recordó el valor de Sutatausa como territorio turístico y cultural. Sus Farallones imponentes, los antiguos caminos reales, el arte rupestre y sus paisajes naturales lo posicionan como un destino ideal para el senderismo, el turismo comunitario y la conexión espiritual con la memoria ancestral.

El VIII Festival Tejilarte 2025 no solo fue un espacio de exhibición artística, sino también una reafirmación del poder de la cultura como motor de identidad, cohesión social y futuro para toda la región de Cundinamarca.