Ingenieros y comunidades trabajan sin pausa para reabrir la vía Bogotá–Villavicencio

Avanza la recuperación del corredor que une a Cundinamarca y Meta, con obras de estabilización, caminos comunitarios y reportes semanales que garantizan transparencia y resultados.

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Parte del tráfico en la vía a llano. Foto/ANI.
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La vía Bogotá–Villavicencio, una de las más importantes de Colombia, enfrenta nuevamente un desafío que pone a prueba la capacidad técnica y el compromiso institucional del Gobierno Nacional.

Desde hace semanas, maquinaria, ingenieros y operarios permanecen en el terreno ejecutando labores de estabilización y remoción de material en uno de los tramos más complejos del corredor, con el propósito de habilitar el paso lo antes posible.

Trabajo articulado para mantener conectada la región del Llano

El Ministerio de Transporte, junto con la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), el Instituto Nacional de Vías (Invías) y la Gobernación de Cundinamarca, coordina un trabajo permanente que combina precisión técnica, acompañamiento social y comunicación directa con las comunidades afectadas. La meta: restablecer al menos un carril en sentido Bogotá–Villavicencio, bajo condiciones seguras para los trabajadores y los usuarios.

“Estamos en terreno cada semana, verificando avances y acompañando a las comunidades. Nuestro objetivo es claro: habilitar la vía antes de dos meses y mantener conectada la región del Llano con el centro del país”, aseguró la ministra de Transporte, Mafe Rojas.

Caminos comunitarios: soluciones reales desde el territorio

Mientras se adelantan los trabajos estructurales en la vía principal, el Invías impulsa una estrategia paralela que refuerza la movilidad local: el programa de caminos comunitarios, que busca mitigar el impacto del cierre vial en los municipios más golpeados por la emergencia, especialmente Chipaque, Une y Cáqueza, en Cundinamarca.

Estas intervenciones permiten mantener el transporte de alimentos, el acceso a servicios básicos y la comunicación entre veredas y cabeceras municipales, fortaleciendo el tejido social y económico mientras se recupera el corredor principal.

En total, 76 comunidades rurales postularon sus proyectos, y tras la evaluación técnica, 28 fueron priorizadas para ejecución en 2026, con una inversión estimada de $18.200 millones de pesos.

“Vamos a meterle acelerador a estos caminos con participación directa de las comunidades y de los veedores de la vía al Llano. Ellos son nuestros aliados para garantizar transparencia y que cada peso llegue donde más se necesita”, expresó la ministra Rojas.

Supervisión permanente y transparencia

Según el Ministerio de Transporte, ha dispuesto recorridos semanales en terreno, junto a la ANI y el Invías, para verificar avances, atender inquietudes y reforzar la coordinación con alcaldes, gobernaciones y líderes comunitarios.

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Además, la ministra Mafe Rojas entregará informes semanales de progreso sobre los trabajos en la vía, garantizando que la ciudadanía esté informada en tiempo real sobre los esfuerzos del Estado para restablecer la conectividad de una carretera esencial para la economía del país.

“El corredor Bogotá–Villavicencio no solo conecta territorios; une historias, familias, productores, transportadores y oportunidades. Su reapertura representa mucho más que una meta técnica: es un compromiso con el desarrollo del Llano y con el bienestar de quienes dependen cada día de esta vía para vivir, trabajar y progresar”, concluyó la ministra.

En cifras: la reconexión del Llano con el centro del país

  • Meta: habilitar la vía en menos de dos meses.
  • Instituciones a cargo: Ministerio de Transporte, ANI e Invías.
  • Municipios con caminos comunitarios: Chipaque, Une y Cáqueza.
  • Inversión prevista: $18.200 millones.
  • Reportes semanales: compromiso de transparencia del Ministerio de Transporte.
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Ingenieros trabajan en los estudios de remoción de tierra. Foto/ANI.

El compromiso es habilitar el paso en menos de dos meses, garantizando seguridad y acompañamiento social.