El pasado 9 de septiembre, la sede central de la Dirección Nacional de Bomberos de Colombia (DNBC) se convirtió en escenario de un acto solemne cargado de simbolismo y gratitud. Allí, un grupo de uniformados que día a día enfrenta el fuego recibió un respaldo institucional que refuerza su compromiso: la Brigada Forestal Tipo I de Cundinamarca fue acreditada oficialmente, tras superar con alto rigor las pruebas y requisitos establecidos por la entidad.
La brigada está integrada por los cuerpos de bomberos de Cogua, Cáqueza, Guayabetal, Ubaque y Gachancipá, municipios donde la amenaza de incendios forestales se ha convertido, en sus regiones, en un reto permanente, especialmente en temporadas de sequía.

Ahora, con la acreditación, estos equipos no solo se consolidan como guardianes de su territorio, sino también como apoyo para cualquier región del país que requiera refuerzo inmediato.
Una acreditación que representa preparación y disciplina
La certificación fue otorgada a través de la Resolución No. 231 de 2025, leída durante la ceremonia, en la que se destacó que la brigada cumple sobradamente con los exigentes estándares de la guía de acreditación:
- Capacidad operativa comprobada.
- Personal entrenado en control de incendios forestales.
- Equipamiento idóneo y en óptimo estado.
- Organización estructurada y dispuesta para apoyar en cualquier jurisdicción.

Para la Capitán en Jefe Lina María Marín Rodríguez, directora nacional de la DNBC, este paso representa la certeza de que los bomberos de Cundinamarca cuentan con la preparación necesaria e idónea para enfrentar emergencias que amenazan vidas humanas, ecosistemas, fauna y bienes materiales.
El orgullo de quienes visten el uniforme
Durante el acto, los brigadistas vivieron un momento distinto a sus jornadas habituales. Acostumbrados al humo, a largas caminatas por montañas y a enfrentar el calor de las llamas, ver su labor reconocida fue un motivo de orgullo. Para ellos, la acreditación es más que un documento: es la confirmación de que el sacrificio y la disciplina dan resultados tangibles en beneficio de las comunidades.
“Cada incendio que logramos contener significa salvar hectáreas de bosque, proteger familias, fauna y garantizar que el aire siga siendo respirable. Esta acreditación nos recuerda que no estamos solos, que contamos con respaldo institucional y nos alienta a continuar decididamente nuestro compromiso y nuestra misión ambiental”, expresó uno de los brigadistas, reflejando el sentimiento general de la ceremonia.
Contexto ambiental: un reto cada vez mayor
En Colombia, los incendios forestales se han convertido en una de las emergencias más frecuentes y devastadoras. Solo en los últimos años, miles de hectáreas de vegetación han desaparecido a causa del fuego, muchas veces por manos criminales y antiambientalistas, agravando la crisis climática, afectando fuentes hídricas y poniendo en riesgo especies de fauna y flora.
Cundinamarca, con su diversidad de páramos, bosques y zonas rurales, enfrenta cada año escenarios de alto riesgo. La acreditación de esta brigada no es un trámite burocrático, sino una medida concreta que refuerza la capacidad del departamento para responder con mayor eficacia y rapidez.
La DNBC y el respaldo legal
La acreditación está sustentada en las facultades que otorga el Artículo 5 de la Ley 1575 de 2012, que reconoce a la Dirección Nacional de Bomberos de Colombia como la autoridad bomberil en todo el territorio nacional.
Este marco legal le permite verificar, certificar y fortalecer las capacidades de los cuerpos de bomberos para que puedan responder bajo parámetros técnicos y legales uniformes.
En palabras de la DNBC, este proceso no solo garantiza la calidad de los servicios bomberiles, sino que también promueve un modelo de cooperación regional, en el que diferentes municipios se articulan para enfrentar riesgos comunes.
Más que un reconocimiento, una responsabilidad
La acreditación de la Brigada Forestal Tipo I de Cundinamarca proyecta un mensaje claro y sentido: la prevención y la preparación es la mejor herramienta frente a la emergencia. Con brigadistas mejor entrenados y equipados, se asegura una respuesta más efectiva que protege no solo a los habitantes del departamento, sino también a ecosistemas que son patrimonio de todos los colombianos.
Al final de la ceremonia, la reflexión fue unánime: la acreditación no marca un punto de llegada, sino un compromiso renovado para seguir trabajando en la defensa de la vida y del medio ambiente. Y aunque los incendios forestales seguirán siendo una amenaza latente, la región cuenta ahora con un escudo más sólido para enfrentarlos.

Con exigentes estándares de entrenamiento, operatividad y equipamiento, consolidándose para atender toda emergencia.